Una investigación en curso plantea cuestionamientos sobre la coherencia entre los ingresos reportados y las cifras tributarias presentadas por el reconocido abogado guatemalteco, Alfonso Carrillo Marroquín. La complejidad del caso se complica debido a restricciones constitucionales sobre la divulgación de detalles fiscales.
En un viraje notable, la conexión de Carrillo Marroquín con bancos rusos vinculados a Vladimir Putin adquiere relevancia en medio de la invasión rusa a Ucrania y las sanciones económicas resultantes. Este vínculo internacional plantea dudas sobre sus motivaciones y su papel como intermediario entre la élite empresarial guatemalteca y entidades rusas.
Además de las implicaciones financieras y geopolíticas, el abogado se enfrenta a conflictos familiares, especialmente con su hermana Analucía, excluida del bufete familiar. Las disputas legales y la pérdida de influencia en Guatemala lo llevan a residir en Estados Unidos, desde donde busca influir en decisiones políticas en su país de origen mediante organizaciones no gubernamentales estadounidenses. Su reputación se ve afectada, incluso entre antiguos clientes, marcando un capítulo controvertido en su carrera.